La racionalidad no ha sido la única guía que ha influido en la historia de la humanidad hasta nuestros días. Se debe tener presente que las emociones han tenido (y tienen) un papel fundamental en la narrativa histórica del ser humano e influyen en la formación de la identidad personal del individuo. Por este motivo, las decisiones racionales que han moldeado la identidad y trayectoria de la humanidad han sido determinadas por los sentimientos de aquellas personas que las toman, confirmando que el impacto emocional trasciende los límites mentales, da forma al devenir de los acontecimientos y moldea la comprensión que una persona o sociedad posee sobre sí misma. 

En esta mesa se acogerán todas aquellas propuestas que profundicen en la relación existente entre la identidad y el estudio de los afectos como parte imprescindible de la historia; creando estructuras sociales, potenciando la herramienta propagandística e inspirando el desarrollo de la identidad cultural y nacional, entre otras. 

En definitiva, las propuestas deberán plasmar cómo nuestra identidad es un relato en constante evolución, que se teje a través de las emociones y las experiencias, queda materializado en la rica historia que nos ha precedido y cuyos sentimientos influyen en cómo las personas se identifican y perciben su entorno, reflejándose en diversas disciplinas como sucede en el arte, la literatura o la música. A modo de ejemplo, este reflejo lo podríamos hallar en obras como Las dos Fridas de Frida Kahlo, el poema Pido la paz y la palabra de Blas de Otero o a través del género musical conocido como música popular, el cual acaba siendo el testimonio de una identidad colectiva, reflejando sus emociones más profundas y siendo un puente que conecta a las personas y rompe con barreras culturales y lingüísticas.